lunes, 9 de agosto de 2010

Primer Periodista dejó de existir: Alfredo Vignolo M.y la obsesión de la ética

Por Juan Gargurevich
Docente del Departamento de Comunicaciones
Pontificia Universidad Católica del Perú
Artículo publicado en EDU (publicación de la Universidad Católica)

Alfredo Vignolo Maldonado (1925-2007) tuvo una larga vida de profesional como abogado, relacionista público, profesor universitario pero era por sobre todo periodista. Y a esta vocación unía una obsesión que proclamaba con tenacidad: la ética periodística.
Alfredo se entristecía al observar el descenso de calidad del periodismo, pero sobre todo se condolía hasta el sollozo cuando comentaba la prensa amarilla que llamamos “chicha”. Y cuando la Asociación de Egresados de la Universidad Católica le rindió merecido homenaje insistió, una vez más, en pedir a los colegas que hicieran buen periodismo, de respeto a los demás y a sí mismos.
Fue de los primeros en inscribirse en el Instituto de Periodismo que fundó la pionera Matilde Pérez Palacio, en 1945, en la PUCP. Eran un puñado de jóvenes que inauguraban los estudios de periodismo en el Perú, conformando la primera promoción de periodistas titulados. Y Alfredo fue también el primero en presentar y sustentar su tesis en diciembre de 1948, recibiendo el primer Título de Periodista de la historia del Perú. Era un trabajo sobre la crónica policial con visión crítica de los excesos de los cronistas. Sus dificultades físicas no detuvieron su ánimo académico. Postuló e ingresó a la Universidad de San Marcos para estudiar Derecho, siguiendo paralelamente cursos de Relaciones Públicas y, sobre todo, enseñando que el mejor periodismo es el que se practica con la verdad en la mano. Su saludable obsesión por el tema lo llevó a componer un Código de Ética Periodística que ofreció a las instituciones del gremio, como el Colegio de Periodistas, pero sería la Federación de Periodistas del Perú la que lo adoptaría.
Los periodistas se reunieron en el 2001 para su XXII Congreso Nacional y acordaron llamarlo Alfredo Vignolo Maldonado, una distinción más de la larga lista de reconocimientos que recibió. Pero el mejor homenaje que le hicieron fue la adopción, repetimos, de su Código de Ética, que se inicia así: “1.- Los periodistas están moralmente obligados a ejercer con honestidad. Deben honrar su profesión y hacer que se le respete. Hay que ser dignos de la Libertad de Prensa, considerando en ella las libertades de información, opinión, expresión en todas sus formas, investigación periodística, difusión del pensamiento, fundación de medios de comunicación social y programas periodísticos. No incurrir en libertinaje. No existe irrestricta libertad de prensa, su límite natural es el derecho ajeno”.
Publicó varios libros como producto de su experiencia docente -sobre derecho de prensa, sociología de la comunicación, etc.- y no abandonó nunca su máquina de escribir para redactar artículos que en los últimos tiempos publicaba en el diario El Peruano, tratando temas difíciles, controversiales, con elegancia y sólida argumentación entrenada en los miles de textos que redactó a lo largo de su extensa vida profesional. El último se publicó hace escasas dos semanas.
Siempre tenía una sonrisa para los amigos, atendía con cariño a los estudiantes de periodismo y sólo se indignaba ante la mala prensa, su casa estaba abierta para los colegas. Su desaparición es –y no nos importa repetir un lugar común- una dura pérdida para el periodismo. Era un verdadero cruzado del periodismo decente y será difícil reemplazarlo. Su promoción de la Católica y las siguientes que contribuyó a formar, lo llorarán como nosotros.

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